De estos porcentajes
se desprende que la pérdida salarial será
equivalente a dejar de percibir en el año entre un aguinaldo y un aguinaldo y
medio. Esto explica la insistencia
de la mayoría de los gremios en reclamar un aumento de emergencia o el pago de
un plus de fin de año para compensar este deterioro en el poder de compra de
los sueldos.
Según
un informe de la Secretaría
de Acción Social de la CGT
que dirige Hugo Moyano "el poder adquisitivo de los trabajadores ha tenido
una pertinaz caída, producto de que los mismos han perdido la carrera contra
una fórmula mixturada por el índice de inflación, y la presión impositiva, en
particular por Ganancias".
En
tanto, según el Observatorio Social de la CTA Autónoma, que
encabeza Pablo Micheli, "el crecimiento de la inflación este año profundizó
la caída del salario real que ya se había verificado en el 2013. Se trata del
segundo año consecutivo de caída del salario real. Al mes de agosto de este año
(última información disponible), el salario real de los trabajadores
registrados del sector privado era un 6,4% inferior al correspondiente en el
mismo período del año anterior". Este deterioro, que se estima será mayor
entre los empleados del sector público y los que se desempeñan "en
negro", continuó en septiembre y se profundizará hasta fin de año por lo
que se descuenta una caída salarial en torno del 8%, equivalente a un sueldo.
Por su parte, hasta
Hugo Yasky de la CTA
oficialista admitió que "este es el primer año en que los salarios están
perdiendo terreno en relación con los precios, van quedando atrás de los
aumentos". Y la
Unión Industrial admitió que, por ese retroceso salarial,
podrían otorgarse compensaciones salariales según las actividades. Estas cifras
explican además la disminución del consumo privado, que reconoce incluso el INDEC,
y la caída de la inversión y de las ventas minoristas que mes a mes informan
entidades empresarias.
Lo
que sucede es que, en promedio, los primeros convenios 2014 se firmaron con
subas salariales en 2 o 3 cuotas de menos del 30%, en medio de una expectativa
inflacionaria de esa magnitud. Pero la incidencia de la devaluación de enero,
la reducción de los subsidios para el gas y el agua, el fuerte incremento de
los precios de los combustibles y los persistentes incrementos de los precios
de los alimentos, llevaron a que la inflación ronde ahora el 40% y pueda
ascender, en diciembre, al 43% interanual. Días tras, el ministro Julio De Vido
adelantó que continuará la reducción de los subsidios y que incluirá a la
energía eléctrica.
Los más perjudicados fueron los trabajadores de los sindicatos
que firmaron las primeras paritarias, con aumentos en 2 cuotas de entre el
26,5% y 29%, como metalúrgicos o empleados de comercio. Bancarios acordó un
incremento anual del 30% de una sola vez, pero como buena parte del gremio está
alcanzado por Ganancias una parte de esa suba fue absorbida por este
"impuesto al salario". Este año el Gobierno no ajustó el mínimo no
imponible y siguieron congeladas -ya van 14 años con una inflación acumulada en
ese lapso del 1.000%- las escalas salariales sobre las que se aplican las
cuotas.
Luego,
con la aceleración de la inflación, hubo una segunda ronda de paritarias, con
aumentos salariales del 33%, en muchos casos en 3 cuotas, con el último ajuste
(de entre 5 y 8 puntos) que recae en enero o febrero de 2015.